HISTORIAS

 Hola mis amores como están? yo muy bien, bueno vine a traerles otra pequeña historia de mi libro de cuentos, esta vez les traigo la historia de Julián, un guardia de seguridad de 47 años con tal vez ¿demasiada suerte? no se, júzguenlo ustedes mismos.



Guardia


¿Alguna vez tuviste la sensación de que tu vida no valía nada? Yo si, mi nombre es …. o al menos solía ser Julian, en diciembre estaría cumpliendo 47 años, pesaba 142 kg y medía 1.90 mts, mi vida siempre fue de excesos, disfrutaba de sobremanera los refrescos, la comida rápida, el alcohol y los cigarrillos, mi vida no solía ser muy entretenida, cuando los días eran más que aburridos me gustaba buscar la compañía de chicas jóvenes con las cuales tener relaciones, o al menos poder tocarlas. Para resumir siempre fui un fracasado, lo más alto que pude llegar en mi trabajo fue a guardia de seguridad de un hospital, y eso tampoco fue muy duradero, dado que se dieron cuenta que a veces por las noches salía a beber y volvía poco antes de que abrieran. Cumplia con mi ultima semana antes de mi seguro despido cuando de la nada tuve un dolor en el pecho, al principio comenzó sin mucha molestia, pero conforme el reloj avanzaba el dolor crecía, ahora extendiéndose a mi brazo, pense que tenia algo atorado en el pecho por lo que encendí un cigarrillo, pero cual fue mi sorpresa que al dar la primera calada el dolor fue tal que me tiro en el piso, era como si mi corazón fuera arrancado de mi cuerpo, fue entonces cuando vi toda mi vida pasar por mis ojos; y no había hecho nada!, no quería irme, no así, no era justo, apenas viví mi vida, nunca tuve amor, cariño, familia, no, yo quería quedarme. 



Poco a poco sentí como el dolor cedía lentamente, de hecho el cansancio también desaparecía lentamente, sentía casi que flotaba, cuando abrí los ojos me percate que así era, mi cuerpo permanecía tendido en el suelo, no podía creerlo, enserio estaba muriendo, pero que suerte de mierda….. o al menos eso pensaba hasta que, de la nada, un estruendo sacudió los alrededores, como si de un terremoto se tratase, aquel estruendo no venía solo, es como si fuese lanzado hacia atrás por algo más, esto se repitió hasta dejarme cerca de las habitaciones de los pacientes, conforme los estruendos aumentaban también lo hacian unas voces: -Codigo azul, carga nuevamente las paletas!, - DAME 10 MILIGRAMOS DE EPINEFRINA, -Enfermera llama a los padres. Fue entonces que sentí el último estruendo, mi mundo se sacudió, la luz había desaparecido, mi garganta dolía, abrí mis ojos con algo de dificultad, sombras me rodeaban; ¿acaso me habían salvado? ¿Esta era mi segunda oportunidad?.


Sin mas por el momento me despido mis amores, seguiré subiendo partes de mi "LIBRO DE CUENTOS" así que esten atentos ;)

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